UN RESTAURANTE BÁRBARO!

✅ Sinceramente, sabía que la cocina me gustaría, pero no que me iba a sorprender tantísimo!! Cuando miro la carta de un restaurante y no sé qué pedir, generalmente es por una de estas dos razones: que no sepa qué pedir, porque nada me atrae lo suficiente; o que no sepa qué pedir porque todo me apetezca. En Rosa del mar me pasó esto último. Hubiera pedido un trocito de cada plato para probarlos todos!!! Y es que en Rosa del mar, han dejado que Tito tuviera carta blanca para hacer y deshacer a su antojo, y se nota! Su carta es una verdadera locura de sabores y combinaciones, una cocina transgresora y provocativa que fusiona diferentes estilos! Cuando bajé de nuevo a la tierra 🤪  y decidí por fin qué iba a cenar, opté por probar un par de Croquetas de calabaza asada en Josper con queso de cabra (2€/u), buenísimas, ligeras por dentro y crujientes por fuera, una combinación de texturas realmente exquisita! Otro bocadito que me encantó fueron los Crujientes de maíz con foie hoisin, jengibre escarchado, parmesano y azúcar de kikos (6€/2u), pero qué clase de combinación de sabores es esta? alucinante, un placer para el paladar!  A continuación me entró por los ojos la Coliflor a fuego lento con mantequilla de trufa, queso Idiazábal ahumado y creme fraiche de lima (8€); al leer los ingredientes del plato, me recordó al plato de Brócoli del restaurante El Recreo de Madrid, no por los ingredientes en sí, porque ninguno coincide, simplemente porque son de esos platos que dices: “uhm, brócoli?” “uhm, coliflor?” Y dices: “buah, paso de pedirlos!”. Pues bien, he de decir que volví a El Recreo por sus brócolis y que cuando vuelva a Rosa del mar, volveré a pedir la coliflor!!! Sí, la coliflor con el toque trufado junto al espectacular sabor del queso Idiazábal, fue un verdadero descubrimiento de plato! Acabé con dos platos de carne, porque no me podían apetecer más, y fueron todo un acierto, una deliciosa Carrillera de ternera, tierna como si de mantequilla se tratara, con curry rojo, natilla de maíz y anacardos garrapiñados (18€). El Costillar de cerdo durock cantonés, puré de miso y trufa, yogur de rosas y rabanitos encurtidos tampoco me dejó indiferente, por vergüenza no chupé el hueso, pero ganas no me faltaron! jaja! (14’5€). Para acabar, estaba entre dos postres: el Bizcocho de chocolate con toffee de cardamomo y helado de mandarina (6€) o la Espuma de coco con ragú de mango y vainilla, granizado de coco y azúcar de lima (5€), había descartado la Creme brulée de queso brie con chutney de higos y crumble de nueces (6€), puesto que los otros dos platos me atraían mucho más. Pues bien, le pregunté a Juan Bautista (mi camarero durante toda la noche) y me dijo: la Crema brulée, sin duda. Pensé que quizá no me había entendido, quería que me aconsejara acerca de los otros dos postres, pues bien, me dijo que él personalmente prefería la Crema Brulée, que era un error descartarla, me había parecido muy contundente en su decisión, y me aventuré a hacerle caso… Madre mía con Juan Bautista, qué razón tenía! Un postre que no tenía ninguna intención de pedir inicialmente, me pareció fascinante, el queso brie le aporta un toque distinto y muy cremoso, sin duda, un descubrimiento!  Además, como aperitivo de cortesía, trajeron un delicioso Tartar de calamar crudo con salsa de ponzu ahumada y lima, y 3 tipos de pan (de nueces, de sésamo y de aceitunas negras) acompañados de una crema de queso.